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La Nación (Madrid. 1916)

Periódicos
Diario de la mañana que nace durante la primera guerra mundial con ayuda económica alemana, fundado por Alfonso María García Polavieja, primogénito del general Polavieja y segundo marqués de este nombre y figura destacada del Partido Conservador, y a cuyo frente se pone el notorio periodista germanófilo Juan Pujol, que días antes de la salida de este periódico, el 23 de octubre de 1916, había tenido que abandonar por desavenencias el diario ABC, del que venía siendo corresponsal de guerra en diferentes capitales europeas desde 1914. Se trata de una publicación de 16 páginas, que cuenta con grandes recursos, con abundante material fotográfico. Su primera página la ocupaba completamente una instantánea y otras muchas de gran tamaño en sus páginas interiores, generalmente del conflicto bélico, que procedían de los servicios del propio ejército alemán. Como diario gráfico, publicará fotos de actualidad, tanto internacional como española, de Hugelman, Kaulat, Pelayo, Parrondo, Alfonso y Martín y Ortiz. En su primer número subrayará el ideal patriótico, nacionalista y monárquico para un grupo de publicistas que se autodenominan “generación de 1916” y que osarán criticar a la ya entonces consagrada del “98”. Las crónicas parlamentarias serán obra de Luis Antonio del Olmet; las teatrales, de Julio Casares y Jesús J. Gabaldón; las revistas taurinas, de Felipe Sassone, con el seudónimo “Curro Guillén”; los deportes estarán a cargo de Juan Spottorno y Topete; Federico García Sanchiz escribirá unas crónicas viajeras, y la caricatura política será firmada por López Rubio. Contará con colaboraciones de, entre otros, Salvador Canals, Vicente Gay, Pedro Recio, Rodrigo Soriano, Emilio Carrere y Ramón Gómez de la Serna. José Ortega Munilla escribía un artículo diario bajo el título “Chispas del yunque”. Asimismo dispondrá de corresponsales en provincias y de los servicios de cable, telégrafo y radiotelegrafía para abastecerse de noticias extranjeras, principalmente del conflicto bélico que asolaba Europa. Su germanofilia la expresaba en sus editoriales, artículos y una sección bajo el epígrafe “Por la neutralidad”. Contó también con secciones de política interior, información de provincias, panorama de Madrid, economía y finanzas, sucesos, deportes (hípica, fútbol, etc.), toros, teatro, moda, arte y “un cuento cada día”, y estuvo muy bien surtido de anuncios publicitarios. Al finalizar 1918 dejó de publicarse, teniendo una vida efímera.