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El Correo militar

Fuerzas armadas || Periódicos
Periódico que, fruto de la Gloriosa, fue fundado en abril de 1869 por el escritor militar y de tendencia republicana Miguel Ángel Espina, y que se convertirá en el decano de los diarios militares españoles de carácter político. Con el golpe del general Pavía será suspendido en 1874 hasta su reaparición en enero del siguiente año con el inicio de la Restauración, mostrando su fe monárquica. A partir de aquí y hasta 1892 será dirigido por el militar Melchor Pardo. Le sustituyó en la dirección, desde octubre de 1892 a marzo de 1893, el diputado conservador Francisco Javier Ugarte y Pallés. La colección de la Biblioteca Nacional comienza el dos de enero de 1883, correspondiente ya a su tercera época, siendo “diario de la tarde” (excepto los domingos) con el subtítulo “defensor de los intereses del ejército y de la armada”, cambiándolo más tarde por el de “defensor del ejército y de la integridad nacional” y con el lema “Todo por España y para España”. Durante la Restauración fue conservador canovista, no guardando la misma fidelidad con Francisco Silvela. Al comenzar el siglo veinte se mostrará crítico con las reformas militares y dolorido por las responsabilidades del desastre colonial por el que a su juicio no debían responsabilizar sólo a los militares. Impreso a cinco columnas, y con varias ediciones, una de ellas correspondiente a Madrid, incluirá editoriales, artículos doctrinales, de fondo y técnicos, comentarios, un boletín diario con reseña de normativa y legislación, secciones como la de personal (nombramientos y ascensos militares, etc.), la de espectáculos y teatros, crónica del exterior, cotizaciones de la bolsa de Madrid, servicios, noticias varias y folletín, dedicando toda su última página a los anuncios comerciales. También incluirá las secciones Mundo militar, Mundo político o Movimiento bibliográfico o una sección literaria. Pero, evidentemente, la mayor importancia de sus textos corresponde a sus editoriales y artículos relativos a la vida política y los sucesivos acontecimientos y reformas militares. A Ugarte y Pallés le sucederá en la propiedad y dirección el militar y diputado Ricardo Ruiz Aguilar, a quien sucederá, en 1897, Rafael Eugenio Sánchez, escritor que utiliza el seudónimo “San Rafael”. El 28 de febrero de 1901 publica su último número, anunciando en este la constitución de una sociedad anónima para fusionarse con Diario de la marina, a partir del uno de marzo, que iniciará su sexta época y la numeración.