« Retour

La Mañana (Madrid. 1909)

Periódicos
La aparición de este diario, el cinco de diciembre de 1909, fue “consecuencia inmediata” de la constitución del gobierno liberal, el 21 de octubre de ese mismo año, de Segismundo Moret (1833-1913), que había dado fin al denominado “gobierno largo” (1907-1909) del conservador Antonio Maura (1853-1925), y abría un acercamiento del liberalismo al republicanismo, al anticlericalismo y al socialismo. En su fundación participan el abogado, periodista y político Luis Silvela Casado (1865-1928) -afín al sector liderado por el jurisconsulto y también político liberal Manuel García Prieto (1859-1938)- y el escritor y periodista Manuel Bueno Bengoechea (1874-1936), quien asume la dirección. Será una publicación situada en una línea ideológica o bloque de izquierdas propuesta por José Ortega y Gasset (1883-1955) un año antes, por lo que adopta al principio el subtítulo de “periódico liberal-socialista”. Entre sus primeros redactores se encuentran el periodista y político Mariano García Cortes (1878-1948), que escribirá artículos sobre obrerismo y política, o Luis Araquistáin (1886-1959), que lo hará sobre asuntos internacionales, contando así mismo con la colaboración, entre otros, de Pablo Iglesias (1850-1925), que ya en su primer número da a la estampa el artículo titulado ¿Vendrá la República?, dedicando otros a anatemizar al conservador Maura. Tanto Araquistáin como Iglesias abandonarán su participación en el diario a los pocos meses. Comenzó siendo un diario clásico de la época, con entregas de cuatro páginas, compuestas a seis columnas, en las que insertará, principalmente en la primera plana, un chiste gráfico y que pronto también ilustrará con fotograbados de retratos y de actualidad. Su estructura de contenidos es también clásica, empezando con el editorial y otros artículos tanto políticos como de diversa índole; teniendo secciones como Vida teatral, que firma Gregorio Martínez Sierra (1881-1947) y después lo hará el periodista Joaquín Aznar Delgado (1884-1936); Tribunales o Vida judicial, bajo el seudónimo Radamanto; Crónica deportiva, firmada por Welky; Información telegráfica, con noticias de provincias y del extranjero; Información financiera, Bolsa de Madrid y de otras plazas y fondos públicos; Gacetillas madrileñas, que ampliará a todo el municipio; Vida social, Espectáculos o sucesos. O las secciones Diario político, Raro y curioso, Ecos militares, De Palacio y otra denominada Nuestros poetas, para dar cabida a composiciones poéticas de autores españoles, así como un folletín, empezando con el de La isla de los pingüinos, de Anatole France, en versión castellana de Luis Ruiz Contreras (1863-1953). La cuarta la plana la dedicará completa a anuncios comerciales. Además de ser un diario de información general, lo será político y hasta doctrinal, en el que se daban cita un grupo de intelectuales de la izquierda liberal, democrática y regeneracionista. Su administrador y gerente comenzó siendo el militar y periodista Diego Fernández Arias (1855-1928), y entre sus colaboradores se encontrarán los también periodistas y políticos Luis Morote y Greus (1864-1913), Luis de Armiñán Pérez (1871-1949) y Luis Bello Trompeta (1872-1935), que firmará la sección Del momento; Eduardo Haro Delage (1887-1960), José Téllez o Silvio Pita. Algunos de los periodistas del diario será firmes partidarios del liberal José Canalejas (1854-1912), quien el rey Alfonso XIII elevará a la jefatura del Gobierno tras obligar a dimitir a Moret el nueve de febrero de 1910, hecho que provocará, en primer lugar, la modificación de la propiedad del periódico, que pasa a ser completamente de Luis Silvela, asumiendo la gerencia Emilio Borrajo (véase su número 111, de 27 de marzo de 1910); la del subtítulo del periódico, pasando a ser “diario independiente”(a partir de su número 115, de 31 de marzo); y tras la celebración de las elecciones del nueve de mayo, de una ruptura entre Luis Silvela y Manuel Bueno, dejando éste de ser director del diario, y llegando al duelo personal entre ellos, el 26 de noviembre, en el que acabaron los dos heridos. (Bueno también había provocado, en 1899, durante una disputa con Ramón María del Valle Inclán, la amputación del brazo izquierdo de éste). La dirección del periódico pudo pasar al citado Luis Morote, hasta primeros de 1912, aunque no aparece indicado como tal en la cabecera del diario. En esas elecciones, que habían dado el triunfo al Partido Liberal de Canalejas, Luis Silvela había vuelto a ser elegido diputado liberal y Manuel Bueno obtendría también acta parlamentaria, pero por el partido conservador liderado por Eduardo Dato (1856-1921); por su parte, Pablo Iglesias obtendría el primer escaño para el Partido Socialista o Benito Pérez Galdós lideraría la Conjunción Republicano-Socialista, mientras que Manuel García Prieto asumió la cartera de Estado del Gobierno de Canalejas, que con el magnicidio de éste, el 12 de noviembre de 1912, se dará término al denominado segundo intento de regeneración política “desde arriba” del reinado de Alfonso XIII. El diario va ir teniendo transformaciones formales a lo largo de su vida. Desde el quince de mayo de 1911 había aumentado a seis páginas, compuestas a cinco columnas. Desde el uno de febrero de 1915, las páginas de sus entregas aumentarán a ocho, regresando a la seis el cuatro de agosto de ese mismo año, y reduciéndolas de nuevo a cuatro, cuatro días después. Pero a partir del uno de enero de 1917, modificará drásticamente su formato, al reducirlo, y aumentando sus páginas a veinte, compuestas a tres columnas, que reducirá a dieciséis desde el 16 de abril de 1917. El clásico diario modificó su diseño y se convirtió desde ese año en un magazine ilustrado –al estilo de los también diarios madrileño ABC (1903) y La Nación (1916)–, introduciendo una cubierta con una gran ilustración, empezando con la del retrato de la Reina Victoria Eugenia y la del rey Alfonso XIII, y usando a veces en ella como en la contracubierta una segunda tinta de color. Así mismo, insertará una gran profusión de fotograbados de actualidad, que ya habían ido creciendo en su formato de periódico; y no faltándole las noticias, sus contenidos serán más variados, destacando los reportajes y las crónicas, los asuntos literarios o los trabajos denominados sociales. Entre las firmas de sus textos aparecerán también las de Javier Valcarce, Andrés Pando, J. Cantó García, Javier Bueno, Antonio Gullón, Casimiro Reyes, José Jerique, así como seudónimos (Diógenes o Sternio, entre otros). Durante la guerra mundial será francófilo. La colección de este título de la Biblioteca Nacional pasa del número 3.623, de 28 de noviembre de 1919, al número 3.625, de 21 de diciembre de ese mismo año. Durante ese intervalo sufrió la huelga de periodistas, que se habían sindicado con los tipógrafos. Cuando reapareció indicará en su cabecera “segunda época”. Silvela había “donado” la propiedad del diario -cuyo gerente había sido hasta entonces Luis Miller- a los periodistas “profesionales” y “leales amigos” Joaquín Aznar, Juan José Alonso, Pascual Arias y Manuel Sanz, apareciendo ahora como director Aznar y como subdirector, Alonso, quienes, desde una ideología liberal, democrática y dinástica, seguirán la defensa del político García Prieto, para quien Alfonso XIII había creado, en 1911, el marquesado de Alhucemas. El periódico apenas durará dos meses más, pues desaparece definitivamente tras publicar su número 3.669, del seis de febrero de 1920.