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El Amigo del pueblo (Madrid. 1838)

Periódicos anteriores a 1850
Fue la última publicación editada e impresa por Marcelino Calero y Portocarrero (1778-1838), de la que salieron 32 entregas desde el tres de abril al 20 de julio de 1838. Confesó que admitía “todos los hechos consumados”, principalmente desde 1836, como defensora de la Constitución de 1837, la segunda promulgada en España tras la del Doce, a iniciativa del Partido Progresista y redactada con el “consenso” del Partido Moderado, para el establecimiento por vez primera del turno de partidos en el sistema político español, hasta que, en 1845, este último impuso la suya propia. Se trata de una publicación al estilo de las “revistas” que tanto abundaban en Francia o en Inglaterra, se señala en el prospecto de una iniciativa de quien desde el liberalismo se había dedicado a la edición e impresión de periódicos y otras obras, no sólo desde el lejano primer sexenio constitucional (1808-1812), sino desde su exilio en Londres con periódicos del hispanismo inglés, en donde había establecido su Imprenta Española a partir de 1824, que trasladó definitivamente a Madrid en 1832. Pero los principales redactores de este El Amigo del pueblo no serán otros que el diplomático Mariano Carnerero (1787-1843) y el economista Manuel María Gutiérrez (1775-1850), que firmaron los textos bajo sus iniciales, así como el también diplomático Joaquín Francisco Campuzano (1785-1860), todos ellos también periodistas que habían redactado previamente El Patriota (1835-1837), que había llevado, precisamente, por subtítulo “diario del orden, de la libertad y del crédito público”. Pues también El Amigo… adoptó como “divisa” el orden y la libertad, pues con “libertad” consideraba que se alcanzaría “la paz y la justicia”. Su formato es en 4º menor, en buen papel. Aparecerá cada martes y viernes (bisemanal), en cuadernos en torno a cuarenta páginas cada uno, compuestas a una columna. Forma tomos mensuales. El primero, hasta el número 8, de 326 páginas; el segundo, hasta el 17, de 358; y el tercero y último, hasta el número 32, de 363 páginas, cuando sus entregas se reducen a 24 páginas. Cada tomo lleva una cubierta y, al final, inserta el correspondiente índice general. Además, al comienzo del segundo y el tercero, unas notas preliminares del editor. Su plan fue tratar de las siguientes materias: política, legislación y administración; reseña parlamentaria; crónica extranjera; crónica nacional y de provincias, y artículos de literatura y teatros y algunas noticias sueltas. Inserta textos doctrinales sobre teoría de los gobiernos representativos, el régimen constitucional o de la dictadura y del terror; de cuestiones municipales, el trono y los partidos o la clase militar; de diezmos, empréstitos, deuda pública o contribución de guerra; sobre el estado del país y la guerra civil carlista, así como otros artículos de ciencia, agricultura o estadística o unas lecciones de doctrina social, entre otros. Señaló en su prospecto que sus observaciones las haría “con independencia y lealtad sobre los diversos partidos”, y según la tesis doctoral de María Dolores Sáiz (1979), se trata del periódico más adicto al gran político liberal y economista Juan Álvarez Mendizábal (1790-1853) “en su primera etapa de Gobierno”. Tras el fallecimiento de Calero y Portocarrero, que en esta última producción editorial aparece como “comisario de Guerra honorario y socio corresponsal de las sociedades económicas de Santiago, Valencia, La Habana, Cádiz y Baeza”, su establecimiento pasó a denominarse Imprenta de la Viuda de Calero.