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El Corresponsal del Apologista

Periódicos anteriores a 1850
Primera y única entrega conocida y dedicada a defender contra todos sus rivales la labor de El Apologista universal (1786-1788), la “obra periódica” ilustrada de fuerte sátira social del agustino Pedro Centeno (1730-1803). Es considerado “vástago” de este y “evoca” también el título de El Corresponsal del Censor (1786-1788) respecto al mismo El Censor (1781-1787), periódicos madrileños ilustrados todos ellos del último tercio del XVIII que también forman parte de la colección de la Biblioteca Nacional de España. En el caso de El Corresponsal del Apologista, su único cuaderno, en 8º –que estuvo conservador al final de la colección de El Apologista…– es de 19 páginas numeradas, compuestas a una columna, con el texto de su “discurso”, estilo este utilizado en este tipo de abundantes papeles periódicos de la época. Carece de data y de pie de imprenta, desconociéndose cuál fue su autor. Aunque se le atribuye 1786 como año de aparición, muy bien pudiera corresponder su salida al siguiente, pues así está anunciada su venta en las librerías madrileñas de Arribas y Martínez en la Gaceta de Madrid, del 14 de agosto de 1787, y en el Memoria literario (1784-1791). En este se indica: “Como no ha faltado dentro de la Corte quien haya intentado ridiculizar como papel inútil al Apologista universal, uno de los periódicos que se publican en ella; tampoco ha faltado un Corresponsal suyo, que constituyéndose su defensor y panegirista, procure hacer ver su utilidad, y que el fin a que se dirigen sus apologías, por ser honesto y laudable, no solo merece el aplauso del público, sino que los medios de que se vale son los más propios para conseguir su fin” (p. 466). Ya Sempere y Guarinos (1787) señaló de El Apologista… que su objeto era “ridiculizar algunas obras muy malas, costumbres y opiniones extravagantes, particularmente en materia de literatura”. Los discursos irónicos y la defensa y uso de la sátira como procedimiento ideal para desterrar abusos, combatir vicios, errores y males sociales, fue el estilo y método usados tanto por El Apologista… y su Corresponsal, como por El Censor y el suyo, y tantos otros títulos del periodismo ilustrado, como medio superior y más eficaz a la “acre censura y el discurso elocuente”. Es más, el anónimo autor de este Corresponsal del Apologista asegurará que la sátira es “un medio eficaz para transmitir nuevas ideas al público y, de este modo, beneficiarlo”, recalcando así su función educativa y reformadora, tal como recogen Francisco Uzcanga Meinecke (2001 y 2008), Óscar Barrero Pérez (1990) o Inmaculada Urzainqui Miqueleiz (1983 y 1985) en sus estudios sobre este periodismo ilustrado. En el caso de El Corresponsal del Apologista, en su discurso, además de mostrar su admiración por El Apologista universal y defenderlo de las críticas levantadas contra el mismo, se retrotraerá a las propias sátiras clásicas de Eupolis, Aristóteles, Alejandro o Sócrates contra los sofistas, o a las de Catón, para acabar repasando las de los autores del siglo de oro español y del mismo Quijote, como ejemplos de “ingeniosa sátira” para combatir vicios y errores, pues tal fue la función adoptada ya por el periodismo ilustrado.