Es continuación de El día que fundara Camilo Hurtado de Amézaga (1827-1888), tercer marqués de Riscal, en 1880, que a partir del 6 de abril de 1908 adopta este título, siguiendo la secuencia numérica de su predecesor, bajo la dirección y gerencia de Francisco del Pino, que había sido uno de sus redactores a finales del siglo XIX. Después le acompañará Félix Bernardo de Quirós, como administrador del rotativo, de carácter monárquico y católico y que integrará el grupo de prensa española de tendencia germanófila durante la primera guerra mundial.
Diario típicamente noticiero, que continúa publicando la sección habitual ‘Nota del día’, especie de columna de opinión sobre la actualidad, que escribirá Abel Imart, uno de los escasos periodistas de su redacción, junto a A. Balbín, y que posteriormente se denominará ‘De ayer a hoy: notas políticas’. En esta segunda etapa, el diario reducirá sus fondos doctrinales, y sus textos, exentos la mayor parte de de firma, acaso de iniciales o algún seudónimo, serán en su mayor parte breves sobre actualidad política, económica, comercial, industrial y financiera, publicando las cotizaciones de la bolsa de Madrid, junto a noticias del extranjero y de provincias, así como de espectáculos (teatro y cine), deportes, sucesos, tribunales, parlamentarias y gubernamentales, religiosas, del movimiento obrero y generales, una revista literaria, el clásico folletín y un buen número de anuncios comerciales, que hacían de este diario una empresa rentable. También publica algunos textos de creación literaria, preferentemente cuentos, apareciendo Emilia Pardo Bazán como una de sus firmas.
Subtitulado como “diario político neutral”, estampa bajo su cabecera la leyenda “seguros, comercio, industria, agricultura, banca e intereses nacionales”, que refleja sus contenidos y su no adscripción política partidaria. Se imprime en números de cuatro páginas y a cinco columnas, y en 1916 será continuado, de nuevo, por la cabecera El día, iniciando su tercera y última y distinta etapa.