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El Espectador (Madrid. 1841)

Periódicos anteriores a 1850
Tras la salida de España de la reina María Cristina y asumir Baldomero Espartero la Regencia durante la minoría de edad de Isabel II, Evaristo San Miguel fundará este periódico, como órgano de prensa del Partido Progresista afín al general. Aparecerá el uno de agosto de 1841, siendo el gran diario esparterista de este periodo, aunque polemizará con el otro periódico progresista –El eco del comercio-, de signo más radical y “trinitario”, como defensor de que la Regencia fuera ocupada por tres personas y no sólo por Espartero. Es un periódico característico de la nueva prensa española que había empezado a publicarse tras la desaparición de Fernando VII, en donde la opinión política está ya claramente diferenciada del resto de los contenidos noticiosos, a la vez bien estructurados en secciones: noticias oficiales (decretos, órdenes, etc.), las extranjeras, las nacionales y la local de Madrid, y otras sobre espectáculos (principalmente, teatro) o variedades. Asimismo publicará un folletín por entregas (generalmente novelas históricas), otras noticias de carácter económico (precios de los productos en los mercados, cotizaciones de la bolsa o los fondos públicos), así como anuncios comerciales. Además del característico editorial, incluirá también otros artículos políticos de fondo, remitidos o comunicados, así como crónicas parlamentarias. Sucesivamente fue dirigido por Francisco Martín Serrano, Simón Santos Lerín y Ramón Girón, y en el se congregaron estimables escritores, como los poetas Heriberto García de Quevedo y Miguel Agustín Príncipe; políticos, como Francisco Díaz Quintero, o el médico y escritor Antonio Ribot Fontseré. Formaron parte de su redacción el poeta venezolano Rafael María Balart, y en el inició su actividad periodística Ángel Fernández de los Ríos. Otros redactores fueron Mariano del Castillo, Alfonso Escalante, Manuel María de Santa Ana, Ramón Satorres o Juan Antonio Seoane. Contará también con corresponsales en provincias para redactar las correspondencias. Aparecía todos los días, aunque a veces dejó de hacerlo los lunes, en números de cuatro páginas, a cuatro y a cinco columnas, y varió en alguna ocasión su formato. Contó con imprenta propia, aunque también fue impreso en otras y, al final, en la de Zacarías Soler. Asimismo tuvo varios editores responsables: L.D de Soto, Francisco de Sales Fuentes, J. Vázquez, Francisco Carbajal y Juan Ramiro. En 1845 lo fue Tomás Santander y Muñoz, que llegaría a ser encarcelado. De ser el más importante defensor de Espartero y de la Constitución de 1837, a la caída del general iniciará una segunda etapa ya desde la oposición, lo que originará varias veces su suspensión a causa de los acontecimientos militares y políticos y de las restricciones y las medidas arbitrarias contra la libertad de imprenta. Tras los sucesos militares de Torrejón de Ardoz, no se publica desde el 23 de julio al 14 de agosto de 1843. También suspende su salida del 9 de febrero al 3 de mayo de 1844, durante el gobierno de Luis González Bravo, y reaparece con el gobierno del general Ramón María Narváez. Con la nueva Constitución moderada de 1845 y la nueva ley de imprenta de seis de julio de este año, se subtitulará “periódico político, literario, industrial y satírico”, y a partir del 12 de abril de 1848 dejará de insertar sus editoriales y, tras los sucesos del siete de mayo que acaban con la muerte del capitán general José Fulgosio, de nuevo suspende su salida desde el 11 de mayo al 20 de septiembre de este año, iniciando al día siguiente su última época, hasta terminar desapareciendo el 30 de diciembre, junto con la demás prensa progresista, al tiempo que se estabiliza el nuevo gobierno moderado de Narváez, al que algunos historiadores tildan de dictadura.