El primero de este título, que el regente de la entonces denominada Imprenta Nacional, Juan Guasp y Pascual, estampa y redacta en Palma de Mallorca a partir del ocho de enero hasta el catorce de mayo de 1837, como especie de suplemento semanal al Diario constitucional, del que también es propietario, y que pretende que sea “periódico del pueblo”, dirigido a todas las clases. Aunque su subtítulo expresa “hoja volante que se publica todos los domingos”, sus entregas son de ocho páginas, en pliego regular y compuestas a una columna, en la que es considerada una de las imprentas con los más excelentes tipos, que había conseguido reunir su progenitor, Felipe Guasp. En ellas inserta extractos semanales de las principales informaciones, tanto oficiales (nombramientos, proclamas, órdenes, circulares, tribunales, subastas, instrucción pública, bienes nacionales, etc.) como las denominadas particulares, que encabeza con el nombre de cada población de las islas a las que afecta. Además de contener abundante información local, publica artículos sobre asuntos de interés general, de comercio, arte, industria, instrucción pública o religión, así como la relación de precios de granos y otros artículos de consumo y observaciones meteorológicas, además de comunicados y algún obituario. Entre sus colaboradores se encuentra Francesc J. Riutort i Feliu (1812-1885). Tras publicar 19 números, cesa para no hacer frente su editor al depósito en metálico al que le obliga la nueva Ley de Imprenta. Según Rover de Rosselló, su colección completa la forma un tomo de 168 páginas.