Subtitulado “diario liberal conservador”, es afín al canovismo como periódico de la oposición al partido sagastino (liberal o fusionista), que en el momento de su aparición, el nueve de octubre de 1887, lleva ya dos años gobernando. Se ha señalado que es continuación de La unión, uno de los periódicos inspirados por Alejandro Pidal y Mon (1846-1913), quien, a través del partido Unión Católica, insertó a parte del neocatolicismo integrista y carlista en el sistema de turnos de partidos de la Restauración al integrarse en el Partido Conservador. La unión, que había empezado a publicarse en 1882, siendo su propietario efectivo Manuel María de Santa Ana (1820-1894), dejará de hacerlo el ocho de octubre de 1887, aunque en junio había sido continuada en parte por La unión católica (1887-1898).
La monarquía comienza cada número, de cuatro páginas, con un editorial y resulta significativo que el primero no lo dedique a expresar su ideario político y los motivos de su aparición, cosa que si hará en el último que publique, tras cuatro años de existencia, el 14 de agosto de 1890, cuando Cánovas acaba de recuperar de nuevo la presidencia del Consejo de Ministros, y señale que su fin había sido ser un periódico de “combate” contra el fusionismo y demás partidos a la izquierda de este.
Su director es Francisco Javier Betegón y Aparici (1860-1919), un periodista que había estado dirigiendo el último año La unión, y que después dirigirá también el canovista La libertad (1890), como diario continuador de La monarquía. Entre sus escasas firmas en este diario aparece la de Martín Lorenzo Coria.
Además del editorial, este periódico que también adoptará el subtítulo de “diario político de la noche”, publicará artículos, comentarios y noticias de este carácter tanto nacionales como extranjeras, además de otras de asuntos materiales, como comercio, agricultura o industria, así como sucesos, contando con secciones de bolsa, teatros, espectáculos, culto católico, y el folletín y los anuncios comerciales en las últimas planas. Dice contar con corresponsales en las principales ciudades españolas y algunos en el extranjero, y ofrece un servicio telegráfico de noticias y de la agencia Fabra. Le presta también atención con noticias breves a los asuntos de la nobleza y a la vida social de los salones. Carece de ilustraciones