Revista de humor que muy pronto se convirtió en una de las más populares que se publicaron en los años veinte del siglo XX, considerada una auténtica edad de oro de este tipo de publicaciones, fundada y dirigida por el volteriano y republicano escritor y editor Artemio Precioso (1891-1945), en la que aglutinó a un copioso número de escritores, dibujantes, ilustradores, caricaturistas y humoristas. Aparece el dos de febrero de 1924, siguiendo la estela de La gracia (1923-1924) y como heredera de La vida (1923), y compitiendo con Flirt (1922-1925), ¡Oiga! (1924), KchT (1924), ¡Oh, la, lá! (1924), Gutiérrez (1927-1934), y sobre todo con Cosquillas (1926-1927) y Buen humor (1921-1931). Comenzó siendo una revista dentro del más puro estilo sicalíptico y festivo para pasar pronto a ofrecer un fino humor erótico cubierto de finísima pátina de ironía amatoria, tal como señala José María López Ruiz.
Subtitulada “revista cómico satírica” aparecía todos los sábados en entregas de veinte páginas y al precio de 30 céntimos el ejemplar, publicando a final de año un número almanaque en el que duplicaba su paginación. Combinaba los textos con las ilustraciones, y al final de la dictadura primoriverista fue aumentando la presencia de imágenes fotográficas de chicas desnudas, diminuyendo las dibujadas, y en detrimento también de los chistes, caricaturas, tiras cómicas o historietas. Aún así, la cubierta y contracubierta fueron en todo momento ocupadas por dibujos de mujeres estilizadas, siempre estampados a varias tintas, con un breve texto al pie, escrito en tono ligero y festivo. La revista estuvo dirigida a un público de lectores masculinos jóvenes, y a juicio de Julián Moreno Prieto, explotó los tópicos de la mujer moderna a través una figura estilizada, aspecto andrógino, coqueta, inconsciente y sexualmente precoz.
Algunas de sus secciones se titulan “La semana humorística”, “Dimes y diretes”, “Mentidero político”, “Mujeres en la literatura”, “Estampas galantes”, “Academia de belleza”, “Bellezas mundiales”, “Consultorio íntimo”, “Mujeres guapas” o “Concurso de piropos”. Sus textos tienen un estilo en el que se mezcla el tono ligero y el amatorio y pícaro, junto con el chascarrillo político, costumbrista y social. Publica cuentos y narraciones breves, semblanzas de escritores o de estrellas del espectáculo, etc. Los asuntos son variados: sobre el mundo del espectáculo, especialmente el teatral, pero también de deportes, literatura, escritores, artistas, estrellas de cine, sociedad, asuntos amatorios, etc. Como revista que nace y se asienta en plena dictadura primoriverista es refugio de escritores y periodistas que se ven obligados, además de dar un giro a sus propios estilos, a saber vadear la censura militar.
Sus colaboraciones están escritas con bastante calidad literaria y sus ilustraciones son de excelente factura artística. Para las primeras contó, entre otros muchos, con las firmas del propio Artemio Precioso, así como con las de Eduardo Zamacois, Joaquín Belda, Pedro Muñoz Seca, Julio Camba, Mariano Benlliure y Tuero, Luis de Tapia, Mariano Tomás, Juan Ferragut, Juan Pérez Zúñiga, Fernando Mora Martínez, Fidel Prado, Alfonso Vidal y Planas, Rafael López de Haro, Antonio Casero, Carlos Esplá, Wenceslao Fernández Flórez, José Luis Salado, Alejandro Núñez Alonso, Luis de Oteiza, José Bruno, Alberto Insúa, Ceferino R. Avecilla, José Briones, Emilio Carrere, Enrique Esteban de Vera, Ramón Gómez de la Serna, S. Vicente Díaz de Tejada o Felipe Sassone, que utilizó también el seudónimo Caramillo, siendo utilizados otros seudónimos para la ocultación del nombre de otros escritores. Kurro Kastañares tuvo una sección de toros bajo el título “The kon leche”, el mismo que había tenido la revista que había dirigido entre 1912 y 1916.
Los dibujantes, caricaturistas e ilustradores que colaboran en la revista son también numerosísimos. Destaca entre ellos Demetrio López Vargas (1885-1959) y Díaz-Antón, que fue el responsable de las historietas protagonizadas por el personaje “Incórdiez”, y publica sus primeras historietas y textos un entonces joven Miguel Mihura (1905-1977), cuya firma desaparece de sus páginas en septiembre de 1926, al pasar a la revista Cosquillas (1926-1927). Entre las firmas de estos aparecen las de Aguilera, Alloza, J. Amorós, Bellón, Bluff, Antonio Casero (hijo), A.R. de la Cuadra, Delgado, Durabat, Luis Enciso, Escudero, Manuel Garrido, F. Gazo, Gros, Ferrer Sama, Gallardo, Enrique Herreros, Germán Horacio, Lucio López Rey, Moliné, Ochoa, Ramírez, José Picó, Pimp-Pérez, Pingarrón, Rafael de Penagos, A. Pluma, Pomareda, Puig, Pumariño, Manuel Redondo, René Ferragut, Salinas, Gastón, Manuel Tovar, Urda, Vázquez Callejo, José de Zamora, Boos, Esteban, Bussy, Thony, Haye, Óscar, Xaudaró, Sileno, Ferrer Sama, Bosch, Masberger, Ferxama, Enrique Povedano, Juan López Núñez, Vicente Díez de Tejada, Enrique García Álvarez, Antonio Solís Ávila, Mel (Manuel Sierra Laffite) y Luis Esteban Matamala, que firma como Esteban o como Matamala, etc.
Tanto sus colaboradores literarios como artísticos también trabajarán indistintamente en otras publicaciones del mismo carácter de su tiempo, como es el caso de Gómez de la Serna, Belda, K-Hito, Tono, Bluff o Esteso, o pasan del dibujo a la literatura, como es el caso de Tono.
Destacan también las fotografías de Walken, que se especializó en desnudos y retratos de artistas. Otro de sus fotógrafos fue Mendoza, y publicó otras procedentes de las agencias de las productoras de Hollywood y París, de artistas y actrices del mundo del cine.
El enfrentamiento del dictador Miguel Primo de Rivera (1870-1930) con Precioso obligó a éste a emigrar a París en 1927 desde donde pudo seguir dirigiendo su entramado de editoriales, entre ellas la Compañía Iberoamericana de Publicaciones (CIAP), apareciendo José S. Santonja como director al final de la vida de Muchas gracias, que fue una de las humorísticas y galantes más longevas de su tiempo, correspondiendo el último número de la colección al 20 de febrero de 1932.